martes, 5 de marzo de 2013

Serpiente falsa coral.

El grupo de las serpientes falsas corales o serpientes rey son unos ofidios no venenosos que se mimetizan con las verdaderas corales. En la naturaleza existen las coloraciones aposemáticas, se trata de colores vistosos que advierten de un peligro. De este modo, la salamandra es negra y amarilla, así como las ranas venenosas, las avispas, las abejas o las serpientes corales. Cada animal advierte de un peligro distinto, así que no tiene porqué ser siempre el mismo tipo de advertencia, pero ya es suficiente para que otro animal se asuste tan sólo al verlos. Las combinaciones de advertencia mediante colores muy llamativos las utilizamos también los humanos, por ejemplo, en las señales de tráfico o los signos de peligro en ambientes laborales. No serviría de nada advertir con colores de camuflaje, por ejemplo. Sin embargo, este tipo de serpientes se aprovechan de ello, pues ellas son absolutamente inofensivas y los animales les tienen miedo, con lo que tienen un éxito evolutivo asegurado.

Serpiente látigo olivácea.


Los machos de esta bella especie alcanzan los 130 centímetros de longitud, mientras que las hembras apenas alcanzan el metro. Como la mayoría de los miembros de su famila, carecen de veneno.
Los juveniles tienen el dorso de color rojizo o marrón oscuro, con una serie de bandas amarillentas con ribetes oscuros, que desaparecen gradualmente, y están ausentes en el tercio posterior del cuerpo y en la cola.
En los adultos, la superficie dorsal es verdosa, azulada o grisácea oscura; la región lateral es verdosa o amarilla. Presentan hileras de 15 escamas alrededor de la mitad del cuerpo. El vientre es de color crema, volviéndose marrón en los laterales.
La cabeza es marrón oscura por la parte dorsal, con los labios blanquecinos al igual que la parte inferior, que va volviéndose amarilla por la parte posterior. Tiene algunas marcas de color bronce o naranjas no siempre evidentes. Las pupilas son redondas y el iris de color bronce. La lengua es negra.
Habita en zonas boscosas, es exclusivamente diurna y terrestre cuando está activa, trepando a la vegetación para dormir por las noches.
Se alimenta principalmente de lagartos y ranas, pero también de huevos y de otras serpientes. Incluso los ejemplares más grandes se alimentan siempre de presas pequeñas.
Las hembras ponen entre 3 y 6 huevos, prácticamente en cualquier época del año.
Cuando se la molesta, hace girar el cuerpo, y hace vibrar la cola, y ocasionalmente puede morder. Algunos ejemplares resultan muy agresivos.
La coloración se vuelve completamente críptica entre la hojarasca, sobre todo cuando se queda totalmente quieta.
Se distribuye por amplias zonas del norte de Sudamérica (Colombia, Ecuador, Este de Perú, Norte de Brasil, Venezuela, Bolivia, Guyana Francesa), y Centroamérica.

lunes, 4 de marzo de 2013

Lagarto cornudo.

El lagarto cornudo emplea una táctica sorprendente:se hincha y escupe sangre por los ojos.Los enemigos se asustan y dejan el ataque.

Burro andaluz-cordobés.


El burro andaluz-cordobés es una raza asnal española autóctona de Andalucía; también llamado «asno de raza Lucena» por ser esta localidad su punto de origen.
Es considerada la más antigua de las razas europeas, con unos 3.000 años, y se encuentra amenazada de extinción.

Es una raza de gran tamaño cuyos machos pueden alcanzar 1,60 m de altura a la cruz, y las hembras 1,50 m. Su cabeza es de tamaño medio de perfil subconvexo y el cuello es musculoso. De lomo longiníleo y cruz pronunciada y enjuta. Al contrario que otras razas autóctonas de España, su pelaje es corto, incluidas las orejas, y de tacto suave. Igualmente, su capa es predominantemente de color tordo-rucio, llegando en ocasiones al casi blanco. Dado su origen, está muy adaptado a la falta de agua y el calor, es fuerte y resistente y de carácter dócil y tranquilo. Se distribuye por el sur y centro de la Península Ibérica. La situación actual de la raza de asno andaluz-cordobés o de Lucena es crítica. El número de individuos de pura raza apenas supera el centenar de indiviuos, que se encuentra repartido entre particulares dueños de asnos, y asociaciones de conservación como ADEBO, que han contribuido a que su número se mantenga. Los planes de conservación pasan por su uso en explotación racional del campo y el monte, que también ha sido su uso tradicional; el turismo ecuestre y rural, iniciativa que se ha seguido en algunas localidades como Mijas (Málaga).